Abro mi correo electrónico, como todas las mañanas, después de haber sintonizado a Beto Ortiz entrevistando al general Chiabra y a Carlos Tapia; y me encuentro, entre otros, con dos mensajes interesantes: uno enviado por mi hermana, que reside desde hace muchos años en USA y otro de un ex compañero de trabajo de la década del 70 que de un tiempo a esta parte me hace llegar artículos reproducidos del “Correo” o “La República” virtuales.
El mensaje remitido por mi hermana se refiere a una especie de panacea que se habría dado en Singapur por una supuesta acción de “limpieza” emprendida por un mesiánico general en aquel lejano país que se habría dedicado a fu-si-lar a cuanto indeseable caminara por sus calles “Un militar, con mano de hierro, asumió el comando del país. En seis meses, de cerca de 500 mil presos quedaron, solamente 50. Todos los otros (criminales confesos) fueron fusilados. Todos los hombres públicos (políticos, policías, jueces, magistrados, etc.) corruptos fueron fu-si-la-dos. (Existían miles de pruebas contra ellos). Todos los empresarios ladrones fueron fu-si-la-dos o huyeron rápido del país… Después de haber limpiado el país, reorganizado el sistema político, judicial y penal, este militar convocó a elecciones directas y se lanzó de candidato a presidente. Venció con el 100% de los votos! Hoy, Singapur es uno de los países más seguros para vivir. Es uno de los más desarrollados y es más seguro que los arrogantes Estados Unidos, Inglaterra, o Israel.”
El retrasmitido por mi amigo reproduce una columna escrita por Luis Rey de Castro en la que después de resaltar las inigualables y envidiables bondades con las que la naturaleza nos ha “bendecido” anota, refiriéndose al Perú, “Pero un país desdichadamente primitivo, elemental, ineducado, deseducado, convertido en presa de políticos deshonestos y en botín de desvergonzadas gentes. Un país que ronda por el 88 al 92% de ‘analfabetos funcionales’, es decir, aquellos niños que aprendieron a leer y escribir, a sumar y multiplicar, pero que jamás volvieron a ejercitar esas funciones: no leen más que pasquines escandalosos, miran programas de televisión que son de vergüenza y no piensan en otra cosa que no sea su diversión o su ardua supervivencia, con frecuencia en trabajos indignos. Un país inmensamente pobre en ideas sobre todos los asuntos públicos, carente de partidos y de ideologías que merezcan esos nombres y de un Congreso que no sea una marmita, en la que hierven intereses y contradicciones junto a negociados personales y gestiones delictivas. Un país incapaz de resolver problemas carcelarios y viales, educativos y hospitalarios, municipales y electorales. Un país de mentalidad tan escasa que tolera ‘emperadores’ regionales, capaces de torpedear altísimas inversiones mineras en Cajamarca por defender tres lagunitas intrascendentes; pero no puede impedir que ‘emperadores del oro’ en Madre de Dios produzcan formidables desastres ambientales, envenenando con mercurio y cianuro los ríos selváticos, que son la alimentación de la mayor riqueza que posee Sudamérica: su Amazonía. País lamentablemente pobre en líderes, en soluciones sensatas, en coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace. Paupérrimo en consecuencia entre lo que se dijo ayer y se propone hoy. Pero, en cambio, inmensamente rico en desacatos a la ley, en ignorancia de los reglamentos, en abanicos hechos con la Constitución del Estado (la cual, más que un estorbo es una diversión). ¡Qué enorme riqueza de legislación y reglamentación tiene este país...! Pero no hay ningún peligro: ambas viven protegidas y encerradas en cámaras refrigeradas para que no sufran daño. Buena parte de la felicidad del país consiste en ignorarlas.”
Contrastando ambos mensajes se me ocurre que tal vez la solución pase por aguardar a que llegue al poder un caudillo como el que apareció en Singapur para que fu-si-le a todos estos transgresores de la ley. Que haga una limpia. Pero ¿De dónde tendría que provenir este líder? De seguro que no de nuestras fuerzas armadas. El general Chiabra en su, como siempre, muy histriónica disertación, durante la entrevista de Beto Ortiz a raíz de los recientes lamentables sucesos en el VRAE, aprovechó la ocasión para reclamar por las pensiones de los militares en situación de retiro. No se refirió, obviamente, a los cupos y coimas que se dice percibirían algunos malos elementos por hacerse de la vista gorda con el tránsito de insumos y movilización de mercaderías vinculadas al narcotráfico en las zonas en conflicto. Se refirió más bien a los oficiales en retiro que tienen que velar por sus hijos o nietos con pensiones irrisorias que, de no indexarse, no alcanzarían para nada; como si los cesantes civiles, que no gozan de estos privilegios, no afrontaran los mismos problemas.
Lamentable que en situaciones tan difíciles como las que confrontamos por estos días solo se piense en llevar agua para sus molinos...
lunes, 16 de abril de 2012
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