jueves, 15 de noviembre de 2012

EL ASTRÓLOGO

En la edición impresa de “El Comercio” de hoy, jueves 15 de noviembre del 2012, se publica una crónica sobre el astrólogo peruano Rubén Jungbluth (Lima, 25 de noviembre de 1951). Al leer sus respuestas a la entrevista que le hace el periodista Juan Aurelio Arévalo no he podido menos que recordar a esos médicos que cuando no aciertan con precisión sobre un diagnóstico recurren al manoseado expediente de atribuir los síntomas de la dolencia a “alergias”, “nervios” o, ahora último, al “estrés”. En el caso del astrólogo, su comodín son “los eclipses”. Entre las afirmaciones más curiosas expresadas por quien asesorara a Fujimori durante su gobierno –a pesar que él lo niega señalando que lo que ha hecho es “acercar sugerencias” a algunas autoridades desde 1985- está la de relacionar el éxito personal con la hora en que nacen los descendientes de determinada persona. Lo cual, por cierto, desde mi punto de apreciación personal, me parece algo disparatado, por decir lo menos. Según manifiesta Jungbluth, él le sugirió a Alan García que juramentara la Presidencia de la República en 1985 al mediodía, consiguiendo su aceptación. Lo usual era hacerlo a las 4 de la tarde. Y le atribuye el desastre de su primer gobierno y su derrota en las elecciones del 2001, a que su hijo Alan Raúl llegó al mundo en la medianoche del 18 de febrero de 1988. Reafirma este fatalismo atribuyéndole la derrota de Sarkozy a que seis meses antes de las elecciones nació su hijo… ¡de noche! Imagino una escena en la habitación de una clínica local: -Señor Ramírez, hay que llevar a su esposa a la sala de partos. Tiene contracciones largas e intensas cada dos minutos -Pero doctor, son las 2 de la madrugada -¿Y eso que tiene que ver, señor Ramírez? El bebe está por nacer -Es que mañana me dan el resultado de mi postulación a un ascenso en la empresa -¿? ¿Y dónde entra lo de los eclipses? Jungbluth afirma que hizo juramentar a Fujimori en el año 1990 a las 12 con 50 minutos, deslizando sutilmente la idea que este hecho fue el que propició su exitoso primer período de gobierno. Sin embargo, poniendo el parche antes de que aparezca el chupo, sentencia “pero cerró el Congreso de noche y eso trajo problemas”. O sea que no se trata solo de la hora de los nacimientos sino también la hora de los actos. Para el año 1995 le propuso juramentar entre las 11:14 y las 11:30 de la mañana. Fujimori juramentó a las 11:17 a.m. Conociendo el nefasto desenlace de su segundo período el periodista le inquiere acerca de lo que pasó, y Jungbluth manifiesta que en el 2000 aconsejó a Fujimori juramentar entre las 10:21 y las 10:26 de la mañana. Haciéndole caso, el ex dictador y ahora presidiario lo hizo a las 10:58 de la mañana. Pero, y aquí –como siempre- los inevitables peros, dos días más tarde, el 30 de julio, hubo un eclipse de sol que fue el que marcó su caída. Tal vez, digo, Jungbluth debió haber previsto esto y recomendar que la juramentación se postergara para el 31 de julio. Total, en aquella época, Fujimori hacía lo que le venía en gana, y los eclipses de sol no se presentan súbitamente, siendo perfectamente previsibles. Al preguntársele sobre la situación del ex dictador, caído en desgracia y purgando cárcel tras un largo proceso judicial, el señor Jungbluth atribuye el hecho al eclipse de nacimiento de Fujimori. Así, nunca pierde. Siempre se cuenta con el salvavidas del eclipse. Consultado sobre el actual presidente, Ollanta Humala, hace referencia ya no a la hora del nacimiento de sus hijas sino a la de su propio nacimiento. Señala que Humala nació a las 3 y media de la madrugada del 27 de junio de 1962, cuando el planeta Quirón se ubicó en la zona más sobresaliente, en la casa 10; añadiendo que dicho planeta hace que las personas sean desorientadas. Y evidenciando que no ha sido contratado por el actual inquilino de la casa de Pizarro, concluye afirmando que Humala nació desorientado, y que no se percibía pues cuando fue militar seguía órdenes. Rematando su despiadado análisis con la frase “Por eso su mujer lo ayuda”. La noche y el día son la natural consecuencia del movimiento de rotación de la tierra. Que si se nace o se hace determinada cosa a plena luz del sol, por la mañana, o envuelto en las tinieblas de la noche, en plena madrugada, resulta bien tirado de los pelos que influya de manera determinante en los buenos o malos resultados que puedan obtenerse. En todo caso, para demostrar una inequívoca correlación, tendría que elaborarse una tabla que registre las horas de nacimiento del interfecto (o de sus hijos, no me quedó claro) y los buenos o malos resultados obtenidos durante su existencia. ¡Pero prescindiendo de los salvadores eclipses, por favor!