jueves, 13 de junio de 2013

DIGO YO A guisa de qué tanto relleno, digo yo. A guisa de qué, tanto tiempo, digo yo. ¡Catorce mil millones de años! ¡Sí, que es un carajal! Dicen por ahí, los que saben, que es el tiempo transcurrido desde aquello del big bang. Asombrado por la dimensión de nuestro sol nos sentimos asquerosamente insignificantes; imaginaos cuán insignificante me sentí yo al ver hace unos días ruborizarse a nuestro sol al sentirse igual de insignificante comparado con otros colosales meteoros que vagan erráticos por el espacio, inmensamente más enormes que él. ¿Y así pretenden que creamos que somos fruto del designio de un ser superior que nos creó exprofesamente para algo? ¡¿Y que -encima de todo- nos envió a su propio hijo, hecho hombre, para salvarnos?! Explíquenme primero, si eso es verdad, a guisa de qué tanto relleno, y a guisa de qué, tanto tiempo, digo yo.