miércoles, 12 de mayo de 2010

NO IMPORTA QUE ROBE, CON TAL QUE HAGA OBRA

Los resultados de una encuesta realizada en Lima y difundidos anoche por Rosa María Palacios en su programa “Prensa Libre” revelan que más de un tercio de la población comulga con la frase “No importa que robe, con tal que haga obra”. En nuestra modesta opinión, tal resultado refleja la pobrísima catadura moral del promedio de limeños, en su gran mayoría coludidos en alguna forma de inmoralidad o corrupción, sea activa o pasiva, así como la resignación a la que ha conducido la reiterada alternancia de políticos inescrupulosos, corruptos e inmorales, en la conducción de los gobiernos locales, regionales y nacionales.
Sin embargo, estamos convencidos de que esto no tiene que ser así. Pecando seguramente de un exceso de ingenuidad o candidez, abrigamos la esperanza que existan todavía manzanas exentas de podredumbre en el cesto. Aunque reconocemos lo difícil que resulta distinguir las manzanas podridas de las que no lo están, a la luz de la hipocresía que reviste con ropaje de oveja a reconocidos lobos de la política nacional, como aquel que no obstante aguardar a que se cumplieran los plazos de prescripción de los delitos por los que se le mantenía requisitoria para regresar a la patria, lanza ahora desaforados y por cierto sumamente convincentes denigrantes epítetos contra sus propios colegas de partido en cuanta ocasión recaen sobre ellos acusaciones de supuestos actos de inmoralidad y corrupción.
Y, como siempre, es la impunidad la que propicia el mantenimiento de este indeseable statu quo. Porque si la sociedad viera que se sancionan ejemplarmente a los que cometen ilícitos de inmoralidad y corrupción, no me cabe la menor duda de que ni el diez por ciento de la población respaldaría la triste sentencia “No importa que robe, con tal que haga obra”.