Los resultados de una encuesta realizada en Lima y difundidos anoche por Rosa María Palacios en su programa “Prensa Libre” revelan que más de un tercio de la población comulga con la frase “No importa que robe, con tal que haga obra”. En nuestra modesta opinión, tal resultado refleja la pobrísima catadura moral del promedio de limeños, en su gran mayoría coludidos en alguna forma de inmoralidad o corrupción, sea activa o pasiva, así como la resignación a la que ha conducido la reiterada alternancia de políticos inescrupulosos, corruptos e inmorales, en la conducción de los gobiernos locales, regionales y nacionales.
Sin embargo, estamos convencidos de que esto no tiene que ser así. Pecando seguramente de un exceso de ingenuidad o candidez, abrigamos la esperanza que existan todavía manzanas exentas de podredumbre en el cesto. Aunque reconocemos lo difícil que resulta distinguir las manzanas podridas de las que no lo están, a la luz de la hipocresía que reviste con ropaje de oveja a reconocidos lobos de la política nacional, como aquel que no obstante aguardar a que se cumplieran los plazos de prescripción de los delitos por los que se le mantenía requisitoria para regresar a la patria, lanza ahora desaforados y por cierto sumamente convincentes denigrantes epítetos contra sus propios colegas de partido en cuanta ocasión recaen sobre ellos acusaciones de supuestos actos de inmoralidad y corrupción.
Y, como siempre, es la impunidad la que propicia el mantenimiento de este indeseable statu quo. Porque si la sociedad viera que se sancionan ejemplarmente a los que cometen ilícitos de inmoralidad y corrupción, no me cabe la menor duda de que ni el diez por ciento de la población respaldaría la triste sentencia “No importa que robe, con tal que haga obra”.
Sin embargo, estamos convencidos de que esto no tiene que ser así. Pecando seguramente de un exceso de ingenuidad o candidez, abrigamos la esperanza que existan todavía manzanas exentas de podredumbre en el cesto. Aunque reconocemos lo difícil que resulta distinguir las manzanas podridas de las que no lo están, a la luz de la hipocresía que reviste con ropaje de oveja a reconocidos lobos de la política nacional, como aquel que no obstante aguardar a que se cumplieran los plazos de prescripción de los delitos por los que se le mantenía requisitoria para regresar a la patria, lanza ahora desaforados y por cierto sumamente convincentes denigrantes epítetos contra sus propios colegas de partido en cuanta ocasión recaen sobre ellos acusaciones de supuestos actos de inmoralidad y corrupción.
Y, como siempre, es la impunidad la que propicia el mantenimiento de este indeseable statu quo. Porque si la sociedad viera que se sancionan ejemplarmente a los que cometen ilícitos de inmoralidad y corrupción, no me cabe la menor duda de que ni el diez por ciento de la población respaldaría la triste sentencia “No importa que robe, con tal que haga obra”.
La corrupción es como la infidelidad todos las condenan y la gran mayoría de seres humanos la practican...,,ah si.. En Europa no hay corrupción? en EEUU no la hay? ...Claro el sector privado es el pujante que a base de ingenio y talento saca adelante los países .. si claro como no... no hay distorsiones de mercado, no hay oligopolios, no hay barreras para impedir que haya competencia, por favor desde que el mundo es mundo es así... hasta el mismo autor de la nota y que se asquea de la situación seguro habrá cometido algunos actos de corrupción, y si dice que No es porque sufre de memoria selectiva. Ojala que la próxima especie que domine este planeta realmente sepa coexistir con toda la naturaleza. Hace decadas que voto viciado.
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