jueves, 10 de mayo de 2012

EL MÍNIMO VITAL

En las páginas de opinión de “El Comercio” vienen publicándose en los últimos días cerradas críticas a la decisión del actual gobierno de elevar el salario mínimo vital. Se argumenta, en tal sentido, que esta elevación traerá consigo el colapso de las empresas más pequeñas “que no podrán soportar el impacto de estas elevaciones salariales”, el aumento de la informalidad, y el aumento del desempleo y sub empleo, derivado de los anteriores despropósitos. Es obvio que los difusores de estos apocalípticos pronósticos corresponden a subalternos intereses de grupos de poder que a toda costa se empeñan en mantener sus angurrientas ambiciones de enriquecimiento a costa de miserables salarios que acercan a la clase trabajadora no calificada y menos favorecida a niveles de la esclavitud de otros tiempos. Si una pequeña empresa desarrolla sus actividades con márgenes tan paupérrimos que vería peligrar su estabilidad y subsistencia por el impacto de elevar a S/. 750 mensuales el salario de aquellos trabajadores que actualmente perciben S/. 675 por mes no debería estar operando. Ya debería haber cerrado sus puertas, aun antes de que se concrete el incremento al que nos estamos refiriendo. Una empresa tiene siempre mecanismos para contrarrestar el impacto de los aumentos que se registran en determinado componente de sus costos. Y si, como se argumenta, un trabajador que percibe el salario mínimo vital, no le resulta “económicamente rentable” al empresario, la propia legislación vigente lo faculta a removerlo para reemplazarlo por otro que sí satisfaga sus exigencias. Es la ley del mercado. Liberalismo económico puro. Porque no se trata tampoco de favorecer o propiciar el parasitismo de trabajadores ineficientes e ineficaces, que llegan tarde a sus labores, que faltan cuando les viene en gana, que acuden a trabajar bajo los efectos del alcohol o de las drogas, que no realizan su trabajo con la diligencia debida, etc. En todo caso, cabría preguntarse por qué estos acérrimos críticos que esgrimen argumentos de este tipo en contra del aumento del mínimo vital no enfilan sus baterías hacia los bancos, que con bombos y platillos vienen celebrando nuevos multimillonarios aumentos de sus ganancias. ¿No se dan cuenta (o no les interesa ni conviene) que estas exorbitantes utilidades las están consiguiendo por aplicarles injustos y desmedidos sobrecostos a las más pequeñas empresas? ¿Y que sin esos sobrecostos estas mismas empresas (pequeñas y microempresas) no tendrían tantos inconvenientes ni dificultades para elevar los salarios mínimos vitales, no solo hasta los S/. 750 mensuales, que resultan aún insuficientes, sino a niveles que los acerquen un poco más a los de una digna canasta familiar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario